La Psicología ha estudiado profundamente el papel significativo de las relaciones en la vida de todo individuo. De hecho, sabemos que el ser humano se desarrolla fundamentalmente a través de sus relaciones.
Durante la infancia el apego es el mecanismo vincular que permite no sólo la supervivencia, sino también la socialización.
En la etapa adulta las relaciones se diversifican: algunas son vínculos importantes que influyen notablemente en la vida de una persona. Otras, son relaciones de menor calado que quedan en un segundo plano. Por supuesto, unas y otras pueden variar de rango en función del momento, las necesidades o las sorpresas de la vida.
Si pensamos en la
relación que se da entre una empresa y sus colaboradores, observamos que para
muchos de ellos este es un vínculo de gran impacto en su vida. Esto se debe no
solamente al alto grado de tiempo, energía y esfuerzo que dedican a su trabajo, sino también a las expectativas y motivación con que lo
hacen. Por ello, gran parte de las sensaciones, vivencias y logros que
experimenta el profesional depende de la calidad del vínculo con la
organización.
¿Qué es un vínculo?
Partiendo de los fundamentos de la Psicología Evolutiva y llevándolos a un entorno adulto, diría que un vínculo es una relación que cumple las siguientes características:
- Se basa en el respeto
y reconocimiento mutuo.
- Más allá de la mera
supervivencia, su meta en última instancia es contribuir al desarrollo y
bienestar de ambas partes.
- La confianza, la comunicación asertiva y la colaboración son elementos observables en los comportamientos de las personas involucradas.
La conciencia y la
práctica de los elementos comentados crean un tipo muy especial de relación, lo
que denominamos un “vínculo seguro”. Su poder radica en que un vínculo seguro
es el marco más saludable para el ser humano en todas las áreas de la vida, ya
que genera las condiciones adecuadas para desplegar su mayor potencial.
¿Retener el talento?
En este punto cabría preguntarse: en términos laborales y organizacionales,
- ¿Cómo es un vínculo seguro?
- ¿Qué condiciones deben darse para desplegar todo el potencial disponible?
- ¿Son las actuales políticas de Recursos Humanos útiles para tal fin?
Sin duda, el margen de mejora es amplio.
Comencemos por revisar el enfoque y las premisas básicas. En este sentido, es necesario un nuevo diccionario de Recursos Humanos, que deje de percibir a las personas como recursos. Igualmente, se requiere un nuevo lenguaje que destierre expresiones y prácticas tan obsoletas como “Captar” y “Retener” (el talento).
Si pretendemos
humanizar las relaciones entre empresas y profesionales, un elemento importante
tiene que ver con las palabras que utilizamos.
¡Una nueva mirada nos devolverá una renovada visión!
Por ello, hoy lanzo mi
propuesta y abro debate... ¿Qué tal si apostamos por entornos y prácticas para "Vincular" y "Desarrollar" a las personas?
Porque ya se sabe que
el lenguaje no sólo designa realidades, también las crea 😉
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.