Ken Blanchard amplía en su libro Liderazgo al más alto nivel (2009) las
características principales que hacen que un equipo de trabajo obtenga un
rendimiento superior. Indudablemente, teniendo en cuenta la alta volatilidad y complejidad que caracterizan el mercado actual, parece razonable considerar esta interesante aportación a la hora de crear y/o desarrollar nuestros equipos.
Podemos
resumirlas tomando las siglas que dan nombre a su modelo (PERFORM):
PROPÓSITO:
El equipo ha de trabajar por una meta específica,
clara y compartida. Definir y alinear los valores grupales e individuales, así como asignar roles de manera
efectiva fomentará un mayor significado y logro del propósito.
EMPOWERMENT:
El equipo ha de contar con autonomía
para tomar decisiones, favoreciéndose la iniciativa y autoconfianza de sus miembros. En este sentido, el tipo de liderazgo empleado será crucial para
alcanzar un buen nivel de madurez y ejecución del equipo.
RELACIONES Y
COMUNICACIÓN: Es requisito indispensable que todos los integrantes del equipo posean unas habilidades de
comunicación bien desarrolladas, siendo capaces de compartir información,
expresando sus puntos de vista adecuadamente y escuchando activamente a los demás.
Los desacuerdos y diferencias más que obstáculos, se perciben como
oportunidades para el conocimiento mutuo y la mejora en la competencia grupal.
Para ello, es necesario manejar de forma efectiva el feedback, la asertividad, la empatía y la resolución
de conflictos.
FLEXIBILIDAD:
Los equipos de alto rendimiento son aquellos capaces de adaptarse a situaciones
cambiantes, afrontando el cambio con
naturalidad. Así, sus miembros son capaces de adoptar distintos roles y/o
estrategias, en función de las necesidades y recursos del momento.
ÓPTIMO
RENDIMIENTO: El foco fundamental
del equipo está en la consecución de objetivos
dentro del plazo y recursos asignados, asegurando un alto nivel de calidad. Para ello, el quipo adapta sus
planes y estrategias de trabajo a cada situación. Además, realiza una autoevaluación continua, analizando sus propios resultados y funcionamiento. Este
requisito requiere de un alto grado de implicación y esfuerzo por parte de los
participantes. Una de las herramientas que nos permite vehicular la mejora
continua es la evaluación del desempeño. Es imprescindible aportar feedback al
equipo y a cada uno de sus integrantes, identificando puntos fuertes y áreas de
mejora. Las distintas formas de evaluación y su uso adecuado impactarán de
forma positiva en los resultados obtenidos por el equipo.
RECONOCIMIENTO:
De cara a mantener un alto nivel de consecución y un clima positivo de trabajo es necesario reconocer los logros
individuales y grupales de forma explícita,
así como encontrar modos de celebrar los
éxitos alcanzados. De este modo, los miembros del grupo se sentirán
valorados y motivados hacia la tarea.
MOTIVACIÓN:
El resultado habitual de la aplicación del enfoque expuesto en los puntos
anteriores es un aumento en la motivación: los miembros del equipo se sienten satisfechos por el modo en que el
equipo funciona y desarrollan un sentido de pertenencia positivo.
¿Cuáles son los mayores retos al implementar este modelo? ¿Cuáles son sus ventajas?
¿Cómo convertir un equipo existente en uno de alto rendimiento?
Analizar la situación de partida en función de los parámetros descritos y formular un plan de desarrollo con plazos y metas realistas son los primeros pasos.
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