Seguimos la exploración de las polaridades y sus cualidades para favorecer el autoconocimiento, entendido aquí como la base para poder crear tu propio mapa de autocuidado.
Si te perdiste la introducción al concepto de polaridad, puedes leerlo aquí.
Polaridad 2: Dentro - Fuera
La frontera que define esta polaridad es
el límite físico de la piel: dentro es todo lo interno (emociones, pensamientos, procesos corporales, etc.), y fuera es
todo lo que ocurre en el exterior de este límite.
Estar Fuera significa ser consciente de
lo que ocurre más allá de tu propio ser, y requiere llevar tu atención a
la información externa, los eventos que acontecen, los mensajes de otras
personas e interactuar con todo ello. Este movimiento hacia fuera es útil para conectar y vincularse con otros, así como para obtener información y recursos del medio y/o realizarnos a través de actividades diversas.
Estar Dentro significa conectar
contigo mismo, ser consciente de cómo estás en este momento y de lo que ocurre
dentro de ti. Para ello, muchas veces es necesario distanciarse de lo externo,
generando un espacio íntimo de auto-observación y contacto con lo propio.
Dada la naturaleza limitada de la atención humana, a menudo, si tu atención y energía están enfocadas al exterior, inevitablemente te distancias de tu espacio interior y viceversa, creándose así una dicotomía entre ambas polaridades.
La invitación casi unánime en nuestra
cultura occidental es la de estar y vivir Fuera. El mandato de ser productivo
no es otro que el de prestar atención a lo que aportas, a tus resultados, a lo
que tu entorno obtiene de ti (tu empresa, tu familia,...). Incluso en la
esfera de las amistades o las aficiones existe a menudo una excesiva orientación a la consecución. Así, la (hiper)actividad se identifica con productividad y la culpa refuerza la programación de "no-parar-de-hacer" hacia fuera.
Consecuentemente, y en una especie de movimiento compensatorio, impulsados por el vacío de tanto hacer y producir, nos preguntamos ¿y qué obtengo yo? ¿qué hay de mí?
Consecuentemente, y en una especie de movimiento compensatorio, impulsados por el vacío de tanto hacer y producir, nos preguntamos ¿y qué obtengo yo? ¿qué hay de mí?
El consumismo nos ofrece su
consuelo. Ante ese producto que nos seduce y alude a nuestra hambre de
satisfacción, pensamos: “No lo necesito, pero para algo me paso 12 horas en la
oficina”. De nuevo, buscamos la solución en el mismo lugar donde se origina el problema.
Así, de forma muy diferente a lo que
sería el consumo consciente y responsable, el consumismo polariza nuestro
tiempo en actividades relacionadas con incorporar lo externo, ya sea mediante compras compulsivas, "atracones" de series o buscando impulsivamente la interacción con otras personas, tanto de forma presencial como virtual. Paradógicamente, estos
actos no nos acercan a una sensación de satisfacción o felicidad real. Probablemente
sólo nos alejan aún más.
Durante un evento crítico, por ejemplo, del mismo modo que no estar informado de una determinada norma puede llevar a conductas negligentes, estar sobre-expuest@ a la información externa y sobre-enfocad@ en ella puede contribuir a un estado de agitación interna poco saludable para afrontar la situación.
La meditación facilita el camino hacia el interior, como también otras prácticas más activas de Atención Plena. Todas ellas consisten en entrenar nuestra atención para elegir con consciencia aquello que nos es saludable.
El Centro
Se hace necesario tomar conciencia del
Centro, entendido como un lugar en calma desde el cual observar qué necesidades
emergen en cada momento. Se trata de distinguir esa voz interna, más
allá del ruido constante de la cabeza y del mundo externo.
Así vemos que el Centro no está Fuera,
ni siquiera está a medio camino, como podríamos imaginar, entre ambas
polaridades. El Centro está Dentro. Está en esas actitudes frecuentemente denostadas por nuestra cultura, como el silencio, la quietud, la
soledad aparente que alberga en realidad una compañía íntima: la propia presencia.
El contacto con nuestro Centro permite
que la atención repare en lo interno: todos esos fenómenos que a menudo pasan
desapercibidos mientras intentamos “aportar”, “hacerlo muy bien”, “contentar a
los demás”, o incluso “parecer normal”. Estando Fuera, fácilmente perdemos de
vista todo el universo interno de la emoción, la sensación y la intuición.
Puede que te preguntes si conectar con
un@ mism@ es productivo, o incluso seguro, cuando tantas emociones y
sensaciones difíciles pueden emerger pero, ¿no es más peligroso o vacío vivir desconectad@ de la verdad interior?
Cultivar la capacidad para estar presentes desde el interior posibilita un autocuidado genuino y eficaz, ya que abre la posibilidad de sustituir el consumo por verdadera nutrición.
Quizá a veces lo que nos cuida no es la distracción, sino el apoyo. Quizá a veces necesitamos recursos intangibles, no productos.
¿Qué polaridad es más segura para ti?
¿En cuál de ellas pasas más tiempo?
¿Qué te ayuda a estar en tu Centro?
Muy cierto y ahora si miramos estos tres ultimos meses quizas...y remarco quizas, los que intentamos mirar cada vez mas añ centro guardando el equilibrio hemos podido disfrutar incluso de nuestro encierro.
ResponderEliminarEfectivamente, la experiencia de tener que estar dentro nos ha dado la oportunidad de entrar en contacto con nuestro Centro. Gracias por tu aportación!
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