A menudo albergamos
preocupaciones sobre nuestra carrera profesional que pueden abarcar
percepciones diversas: desde aspectos cotidianos como “mi jefe que no me valora”
o “los clientes ya no compran”, hasta circunstancias amplias y globales como “la
crisis ha hecho que bajen mucho los salarios”.
Evidentemente, tanto la visión
que nuestro responsable tenga de nosotros, como los factores macroeconómicos
influyen en nuestra carrera profesional. Pero ¿cómo es esta influencia? ¿Estamos
realmente a merced de las decisiones de nuestro jefe o de los flujos del
mercado?
S. Covey propone en su obra “Los7 hábitos de la gente altamente efectiva” otra perspectiva ante esta cuestión.
Así, define las inquietudes que ocupan nuestra mente con el concepto de círculo de preocupación, que contiene
apreciaciones como las que mencionábamos anteriormente. Cuando nos centramos en
este círculo, nuestra atención se dispara hacia frentes diversos y
habitualmente externos como el comportamiento del jefe, la marcha global de la
empresa, la crisis económica, los cambios políticos, etc. Todos ellos son elementos
sobre los que tenemos un poder de influencia directa escaso.
Mantener el foco en dichos asuntos, si bien puede llevarnos
a reflexiones más o menos interesantes intelectualmente, generalmente favorece una sensación de
impotencia e indefensión: poco podemos hacer cuando, por ejemplo, es aprobada una nueva ley
fiscal que afecta a nuestra nómina o cuando la empresa en la que trabajamos externaliza la producción a
otro país, trasladando al nuevo destino los puestos de trabajo.
Por ello, el autor propone un
cambio en nuestro foco de atención, para llevarlo del círculo de preocupación
hacia lo que él denomina el círculo de
influencia.
El círculo de influencia trata sobre
las cuestiones que nos preocupan, pero contiene aspectos sobre los que tenemos un elevado
poder de influencia directa. Es decir, se trata de acciones que dependen de
nosotros mismos. Así, el círculo de preocupación es habitualmente más amplio y difuso, menos manejable; mientras que el círculo de influencia es más acotado y autorreferencial.
Este cambio de perspectiva
conlleva un cambio interno, pasando de una actitud
reactiva ante los acontecimientos a una actitud proactiva con respecto a nuestros objetivos, teniendo en
cuenta los condicionantes externos. Así, lo fundamental será preguntarnos no
tanto qué pasará en el entorno como qué está en nuestra mano para lograr lo que
nos proponemos.
Cambiando de perspectiva
Siguiendo con los ejemplos
anteriores, podríamos reformular así algunas preocupaciones para definir el círculo de influencia...
¿Qué puedo hacer yo para que mi jefe me valore?
¿Qué puedo hacer yo para trabajar con un jefe que me valore?
¿Qué puedo hacer yo para que mis clientes compren?
¿Qué puedo hacer yo para obtener mayores ingresos?
Las respuestas a estas cuestiones
dibujarán un nuevo territorio de acción,
en el que podremos influir de manera mucho más directa. Por ello, la atención y
esfuerzo que dediquemos en este nuevo círculo nos reportará en el peor de los
casos un feedback directo sobre lo que funciona y lo que no en un entorno dado.
En el mejor de los casos, cada vez estaremos más cerca y más empoderados con
respecto a nuestros objetivos.
Es por ello que el autor afirma que, cuando
trabajamos centrados en nuestro círculo de influencia éste se va haciendo cada
vez mayor, ya que al canalizar nuestra energía hacia aspectos posibles y
realizables posibilitamos un camino de logro y autorrealización.
En sus propias palabras, una
actitud reactiva centrada en las preocupaciones fomenta sensaciones negativas,
como el sentimiento de “víctima”, mientras que una actitud proactiva enfocada
en las propias posibilidades favorece un sentimiento positivo de empoderamiento.
Desde este enfoque, damos un paso
adelante para protagonizar nuestra historia, nuestra carrera profesional,
siendo más conscientes de nuestras elecciones y atreviéndonos a enfocar la acción
en la dirección elegida.
Como buscadores de empleo en el mercado actual quizá seamos un pequeño pez en una gran pecera... pero al tiempo también podemos ser un gran pez consciente de su poder de influencia!
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