3 abr 2013

Are you a Millennial?


El mundo del trabajo está cambiando. Y mucho. Hace poco leí que en un futuro no muy lejano las empresas contratarán mayoritariamente “capacidades por horas”, en lugar de incorporar profesionales a sus plantillas.
Ciertamente, este es un cambio de filosofía en cuanto a la organización y planificación de un trabajo o proyecto, y es también un salto en lo que a las relaciones laborales se refiere. Poco a poco va quedando atrás el modelo de contratación tradicional, en el que el asalariado trabaja por cuenta ajena. Cada vez son más los profesionales autónomos que ponen en práctica sus conocimientos y competencias para desarrollar sus propios proyectos o los de otros en un formato de colaboración. Y todos estos cambios suponen una gran diferencia en el día a día del profesional.

El éxito profesional en las distintas generaciones



Si pensamos en la realidad del mercado de trabajo de hace algunas décadas observamos que en los años 60 la relación del trabajador con su actividad profesional y con la organización en la que la desarrollaba era muy diferente a la que vivimos hoy. La generación  del “baby-boom” contaba con una alta probabilidad de comenzar y terminar su carrera en la misma compañía y/o sector. El éxito profesional equivalía a disfrutar de una estabilidad que se asentaba en una perspectiva de futuro; la vida laboral se basaba en horarios rígidos, en carreras lineales y promociones en función del grado de experiencia y las organizaciones eran eminentemente jerárquicas. En dicho escenario los cambios introducidos por la siguiente generación parecían ser revolucionarios.

Fue la llamada Generación X la que transformó el concepto de éxito, equiparándolo con una recompensa que no habría de estar necesariamente ligada a los años de experiencia en un oficio determinado. Las formaciones superiores, los MBA´s y los estudios de postgrado parieron una generación de profesionales jóvenes y altamente preparados que pretendían alcanzar grandes logros en poco tiempo sirviéndose de ideas innovadoras y arriesgadas y, en muchos casos, de una gran inversión en horas de trabajo. Los adictos al trabajo escalaban puestos y luchaban por mantenerse en la cresta de la ola.

Sin embargo, hoy en día nos encontramos ante un nuevo reto en la evolución de los modelos de trabajo. La generación Millennial lo atestigua: vivimos en un mundo globalizado en el que la creatividad, la movilidad y la capacidad de comunicación son cualidades clave de un profesional. Empiezan a popularizarse los horarios flexibles y el teletrabajo, las carreras son líquidas y  los nuevos profesionales se enfocan en el presente, buscando desarrollar sus habilidades y metas siendo sensibles a algo que va más allá de la mera recompensa que perseguía la Generación X. Empezamos a hacer consciente nuestro propósito. La meta global, el sueño, la misión. Y de esta nueva conciencia nace la voluntad de encontrar un equilibrio entre vida personal y profesional. 

En un entorno socioeconómico en el que la estabilidad es un espejismo, ¿quién puede mantener su ilusión de control sobre el futuro? Y después de haber aprendido de las consecuencias negativas del workaholismo, ¿por qué no apostar por armonizar vida laboral y personal? Quizá ya estemos preparados para sustituir estabilidad por capacidad de re-invención y plasticidad, y recompensa rápida por disfrute y significado. Dentro del nuevo paradigma de mercado, actividades impensables hace tan solo 10 años, como trabajar en pijama un domingo por la tarde (actualizando nuestro blog, por ejemplo) o participar como voluntario en una campaña de marketing de un amigo al otro lado del mundo cobran pleno sentido. Sentido de autorrealización, porque son actividades íntimamente relacionadas con lo que somos y lo que queremos conseguir en el mundo; y sentido práctico, porque ahora las oportunidades de trabajo llegan a través de este tipo de acciones y no tanto mediante el tradicional proceso de selección.

El concepto de éxito profesional se ha transformado: de la estabilidad de postguerra a la recompensa sin necesidad de experiencia de los jóvenes y ricos de los 90, para llegar ahora al placer consciente: el disfrute. ¿Quién iba a decirnos que trabajo y disfrute estarían tan cerca? Y aún más, ¿quién iba a suponer que disfrutar de nuestro trabajo nos llevaría al éxito?

Porque en la nueva generación de profesionales, los que más disfruten serán los que tendrán más éxito… 

Are you a Millennial? 


¡A disfrutar!

2 comentarios:

  1. Me ha gustado. Me quedo con la frase...
    ...la estabilidad es un espejismo.
    Saludos!

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    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo, Montse... El cambio es la única constante.
      Gracias por tu comentario!

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