24 ene 2013

¡Inventa un nuevo paso..! ¿Te atreves?


No son pocos los autores que han dedicado parte de su obra a proclamar la influencia de las programaciones y los condicionamientos que todo ser humano recibe de la familia, la sociedad, la cultura. Al parecer, es adaptativo y por tanto adecuado conocer e interiorizar ciertos códigos, guiones y normas para poder desarrollarnos en un entorno determinado. Sin embargo, ¿cuál es el efecto oculto de estos preceptos? Seamos conscientes o no, es inevitable, se crea la jaula. Esa cápsula invisible pero sólida que nos envuelve y limita, que codifica en sistema binario lo que hacemos, lo que deseamos, lo que pensamos, lo que soñamos (esto último sólo en caso de que el programa de tu cápsula incluya esta función).
 “Esto me gusta, lo otro no”, “puedo hacer esto, eso otro no”, “esto es bueno, aquello no”… Barrotes y barrotes que van entretejiéndose para asegurarnos confort, seguridad, comodidad y probablemente un tremendo aburrimiento y, por qué no decirlo, cierto vacío vital.

Dijo Alejandro Jodorowsky que “los pájaros nacidos en jaulas creen que volar es una enfermedad”.  Si nuestra jaula son las programaciones y nosotros somos los pájaros… ¿a qué correspondería en este caso “volar”? Lo único seguro es que, sea lo que sea, estando dentro de la jaula difícilmente podremos hacerlo.

Una forma más amable de hablar de esta jaula es la que encontramos en el mundo del coaching, la conocida como “zona de confort”. Ese lugar en el que podemos funcionar de manera casi automática porque nos es conocido, y sabemos el efecto que nuestras habilidades y limitaciones tienen en él. 
Para bien o para mal, ya conocemos lo que ocurre y lo que a buen seguro seguirá ocurriendo.  Pero, ¿qué hay más allá de la zona de confort? ¿quiénes seríamos fuera de ella? Afortunadamente, hay formas de saberlo.

Atrévete a hacer algo nuevo. Prueba a hacer algo por primera vez. No importa tu edad, tu trabajo o tu estatura. Recuerda que esos son sólo condicionamientos. Atrévete a hacerlo mal, a no sentirte en “tu hábitat”, a equivocarte. Y si necesitas a alguien de quien tomar ejemplo observa  a los niños. Esos pequeños exploradores todavía frescos que conservan gran parte de su esencia fuera de “la caja”. ¡Cuántas cosas hacen por primera vez en un día! ¡Y con qué fascinación les miran quienes les acompañan! Es la alegría de empezar de cero, de estar en lo desconocido y de que todo sea posible.

Sal y diviértete… Sal y ¡sueña!



Una invitación que han sabido recoger realmente bien en este vídeo…


2 comentarios:

  1. Que interesante reflexión Maite, Ser consciente de que cada cosa nueva me fascina! Ser niña!
    Impaciente de leer el siguiente post!

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  2. Gracias por tu comentario Eva! En breve.. más! : )

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