La mayoría de candidat@s
mencionan las mismas aficiones en sus CVs: lectura, cine, deporte, música… El
resultado de ello es que, además de no aportar un valor específico a su perfil,
las candidaturas acaban siendo más homogéneas y planas a ojos del reclutador.
Por eso, recomiendo incluir
una afición en tu CV si realmente se trata de una actividad que te hace desarrollar
habilidades y valores que después aportas en el trabajo. Una vez seleccionada,
conviene que expliques brevemente lo que has aprendido de esa experiencia.
Por ejemplo, en lugar de escribir
“deporte” en este apartado, alguien que corre maratones podría evidenciar lo
siguiente: “Participante en maratones de larga distancia, en los que he
desarrollado mi perseverancia y mi orientación a metas.”
De esta forma, este
pequeño detalle de tu CV puede convertirse en un tema interesante a tratar en
la entrevista que enriquezca la percepción del entrevistador sobre tu perfil y
su valor añadido.
¿Qué perfiles se benefician más de incluir aficiones en su CV?
- Recién graduados o profesionales que no cuentan con experiencia en los puestos a los que se orientan y que han de remarcar sus habilidades e intereses.
- Profesionales que se dedican a actividades innovadoras o con un fuerte componente vocacional: ONG´s, tercer sector, medio ambiente, trabajo con personas, etc. En estos casos incluso puede ser conveniente que incluyas experiencias de voluntariado o proyectos propios en lugar de aficiones.
- Profesionales de ámbitos altamente técnicos que quieran dar un toque más personal y diferenciador a sus CVs, siempre en consonancia con los valores de las empresas a las que envían sus candidaturas.
Recuerda, todo en tu CV
habla de ti. Piensa qué quieres comunicar y asegúrate de que tu mensaje es
relevante y del interés de tu interlocutor.
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